Penumbra, eso era lo que había alrededor de la casa de la
tía Nadia. Desde que se enteró que tendría que pasar, el que se supone que debería
de ser el mejor verano de su vida, en un pueblo perdido en el mapa, supo todo
iría mal, pero sin duda esto lo superaba. Desde que pisó aquel siniestro lugar
no le quedaba ninguna duda, no iba a ir mal, iba a ir peor. La casa no era lo
que se dice el lugar más confortable, era grande sí, pero desprendía un encanto
helador, si es que se le puede llamar encanto.
Llegó el día de su partida, su madre le había preparado la
maleta, ya que se sentía culpable de mandarla todo el verano a casa de la
hermana de su padre, pero no tenía otro remedio, o la mandaba allí o la dejaba
sola en casa durante 3 meses. Obviamente desechó la segunda opción porque según
ella tener casi 18 años era ser aún una niña.
La tía Nadia llegó puntual, y su madre le dio las gracias
por acoger a su sobrina en su casa este verano y le recordó que después de cuidar
a la abuela iría a por ella.
Eli, antes de salir
de casa, pasó por el baño, recogió el cepillo de dientes y se miró al espejo.
Cerró los ojos y pidió que su tez oscura no palideciera durante la estancia en casa
de su tía, ya que el ser morena, alta y tener los ojos azules le daba cierta
seguridad a la hora de relacionarse con los demás, no es que sea un bellezon
pero la verdad es que no está nada mal. Pese a esto, tiene un secreto que no ha sido capaz de compartir con
nadie, y es que aún no ha dado su primer beso, no ha sido por falta de
pretendientes porque desde luego ha tenido muchos, sino porque no ha encontrado
al chico adecuado, siempre ha estado rodeada de gilipollas con más músculo que
cerebro, y aunque sus amigas la llamen rarita por no fijarse en el físico, ella
busca un chico romántico y cariñoso, que la quiera por lo que es y no por su
físico.
Eli se despide de
su madre, le da un fuerte abrazo y le promete que la llamará todos los días, y
que le hará caso a su tía. Durante el viaje, la tía Nadia intentaba convencer a
su sobrina de que se lo iban a pasar muy bien, y que podrían hacer una acampada
con los vecinos de al lado. Eli no tenía muchas esperanzas puestas en este
verano, solo esperaba que pasara pronto y que allá donde fueran hubiese
suficiente cobertura como para poder estar conectada a internet. Durante el
viaje que duró unos dos días, hicieron una breve pausa para dormir en uno de esos hoteles de carretera, y
cada 4 horas para repostar y comprar víveres. Tras el largo trayecto en coche,
llegaron a la mansión de la tía Nadia,
tal vez fueron impresiones de Eli, pero sintió que un halo de frío recorría
todo su cuerpo y eso no le dio buena espina.
¡Quiero leer más! De verdad, hasta ahora excepto por lo de ser alta y tener los ojos azules la protagonista y yo nos parecemos bastante. Y eso es lo que a mí, a la hora de leer un libro, me engancha o no, el poder identificarme con algún personaje. Me gusta el comienzo de al historia :) Estaré atenta para ver cómo sigue ^^
ResponderEliminarUn abrazo y pásate cuando quieras :3
Muy buena historia hermanita.... Me encanto :-)
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